La acuarela se basa en 2 principios fundamentales: papel seco o húmedo. ¿Cómo aprovechar el agua?
Siempre se aplica una regla sencilla:
Papel seco = contornos nítidos
Papel mojado = contornos borrosos
La acuarela se basa en 2 principios fundamentales: papel seco o húmedo. ¿Cómo aprovechar el agua?
Siempre se aplica una regla sencilla:
Papel seco = contornos nítidos
Papel mojado = contornos borrosos
Para conseguir un aspecto difuminado, humedece el papel sobre toda la superficie del pétalo.
A continuación, aplica unos toques de pigmento en un extremo. El agua y el papel difundirán el color de forma natural. Incluso puedes inclinar el soporte. Entonces se formarán efectos aleatorios que crearán bonitos matices.
Importante: mientras el papel esté húmedo, puedes seguir aplicando color. El tiempo de secado dependerá no solo del grosor del papel, sino también del entorno (en casa o en el exterior, calor, viento...). En todos los casos, podrás sentir cómo los pigmentos se adhieren bajo el pincel a medida que va pasando el tiempo. Una vez seco, evita volver a la zona con demasiada frecuencia, ya que podrían formarse anillos.
Crea un fondo húmedo en verde como la primera etapa del pétalo.
¡Espera a que esté todo seco!
A continuación, con un pincel fino, dibuja las venas. Los contornos de las pinceladas quedarán perfectamente nítidos. Es posible obtener una amplia gama de efectos: hojas nítidas en primer plano o más difuminadas en el fondo.
Truco: utiliza un secador de pelo para acelerar el tiempo de secado. Mantén el aparato lo suficientemente lejos de la hoja para evitar salpicaduras (a menos que lo hagas a propósito: en ese caso, los colores se dispersarán y crearán efectos de «fuegos artificiales»).
Experimenta lo que quieras. Recuerda: la acuarela es un medio en el que los «accidentes» pueden convertirse en efectos maravillosos. Practicar sobre papel Canson de calidad te ayudará a descubrir todo este potencial.