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Las dificultades del pastel

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Entre transparencia y opacidad, entre demasiado y demasiado poco, el pastel es un arte sutil. Algunas precauciones te ayudarán a salir airoso de las trampas más clásicas.

1. Pasteles secos (blando y cuadrado)

1.1. Trabajar con ligereza

Aunque el difuminado atenúe los plumeados o los trazos marcados, éstos seguirán siendo casi siempre visibles.

El pastel se trabaja "sin red", directamente sobre el papel. Multiplica las pruebas para familiarizarte con los trazados, las mezclas y los fundidos, etc.

Más vale añadir rayas, plumeados o incluso color a una zona plana antes que retirarlos: ¡dosifica los efectos de manera gradual!

Una primera capa muy apretada será sin duda opaca, pero limitará tus posibilidades de enriquecerla posteriormente. Aunque tu papel esté lleno de buena voluntad, una vez alcance su nivel de saturación en pigmentos, sólo quedará una opción: rascar con un cuchillo o un cúter...

1.2. Fundir y difuminar con buen juicio

Es una gran tentación recurrir al paño o al difuminador, mezclar todos los colores y hacer borrosos todos los contornos. Una técnica que suele dar lugar a obras sosas. La mirada busca en vano un lugar donde posarse... y, como mucho, se logra una impresión de trabajo inacabado.

Al contrario, un dibujo demasiado gráfico, basado solamente en los trazados, carecerá sin duda alguna de coherencia y fluidez.

Recuerda: hay que dosificar siempre los efectos para expresar el tema lo mejor posible.

1.3. Cooperar con el papel

Adáptate a su textura: no te obstines en realizar trazos lisos en un papel de grano grueso. Cambia de método... o dale la vuelta a la hoja: muchos papeles de dibujo presentan una textura distinta en cada cara.

Elige su tono en función de los colores del tema.

En la práctica: Anticípate a los resultados de color con el color del papel

Esboza una flor o una fruta en distintos papeles, utilizando los mismos pasteles:

Los tonos beiges y rosados enfrían los colores vivos y cálidos.

Un papel negro ensombrecerá los colores, pero les dará mayor fuerza.

Los papeles de color neutro y frío (gris o azul) refuerzan la vivacidad de los tonos cálidos.

Los papeles de colores vivos intensifican los tonos de los pasteles.

Los papeles de color claro se adaptan a los matices delicados.

2. Pasteles al óleo

2.1 Cuatro errores a evitar

Combinar el pastel al óleo cono los pasteles secos: sólo tienen en común su nombre y su alta concentración de pigmentos.

Buscar la transparencia a cualquier precio: aunque se puedan trabajar en aguada, expresarán toda su riqueza en capas gruesas y con textura.

Equivocarse de papel: si utilizar aguarrás o esencia de trementina para disolver un pastel o retocar un error, es mejor elegir un papel previsto para pintura al óleo.

Al no necesitar fijante, el pastel al óleo se utiliza mejor al aire libre... siempre que se quede uno a la sombra y se eviten los grandes calores. ¡O verás como gotean las barritas!

 

2.2. Cinco trucos para trabajar limpiamente

Una de las principales dificultades del pastel consiste en evitar que los pigmentos parásitos ensucien la obra. Unas cuantas precauciones te ayudarán a limitar los riesgos:

Ocultar con papel secante las zonas en las que no intervienes.

Utilizar un apoyo para la mano.

Fijar una zona acabada (tras haber ocultado las demás).

Trabajar el centro de la hoja antes de continuar con los lados.

Girar la tabla de dibujo para colocar la zonas de trabajo ante ti.
 

2.3. Saber decir ¡Stop!

Considera que tu obra está acabada cuando hayas finalizado los detalles y hayas colocado algunos toques de luz. A partir de este momento, intentar volver a una etapa previa siempre representa un error. Más vale asumir una imperfección antes que dañar tu obra empeñándote en rectificar una parte o, pero aún, intentando borrarla para volver a empezar.