Paso 1: Preparar el fondo luminoso

Para empezar, el artista utiliza una hoja de Canson Figueras con textura de lino, ideal para pintar directamente al óleo sin preparación previa.
No es necesario aplicar gesso ni imprimación: la superficie del papel ya está perfectamente adaptada.

Con un pincel plano de tamaño medio y pintura Georgian Amarillo Primario, aplica una capa uniforme sobre toda la superficie.
Esta primera base luminosa aportará toda la calidez del futuro atardecer.

Deja secar ligeramente antes de continuar, o trabaja en húmedo si prefieres fundidos más espontáneos.

Paso 2: Aplicar las grandes zonas de color

Sobre el fondo seco, aplica otra capa de amarillo en la parte inferior del formato, luego añade rojo bermellón en el centro y rojo carmín en la parte superior.
A continuación, difumina los tres colores con el mismo pincel para crear un degradado suave y luminoso, fiel a los cielos del final del día.

Consejo: limpia el pincel con frecuencia para mantener los colores puros y las transiciones suaves y armoniosas.

Paso 3: Crear la profundidad del paisaje

Cuando el cielo esté bien difuminado y seco al tacto, el artista pasa a la parte inferior del cuadro con un pincel plano más pequeño.
Con una mezcla de tierra sombra tostada y rojo carmín, dibuja la línea del horizonte.

El contraste entre los tonos cálidos del cielo y los marrones del suelo ya crea una hermosa sensación de profundidad atmosférica.

Después pinta el tronco del pino piñonero, fuerte y esbelto, y despliega la silueta característica de su copa.
Con un pincel abanico y la misma mezcla, el artista acentúa algunas zonas del tronco y del follaje.

Consejo: para un efecto más natural, puedes variar ligeramente los tonos marrones añadiendo un toque de azul ultramar o de verde savia.

El papel Canson Figueras soporta perfectamente las superposiciones y mantiene la frescura de los colores, incluso en capas gruesas.