La cualidad principal de un enmarcador es su sentido de la organización. Una preparación bien pensada te ayudara a no olvidar nada... y a reducir totalmente el riesgo de confundirte de cartón cuando estés en plena acción.
La cualidad principal de un enmarcador es su sentido de la organización. Una preparación bien pensada te ayudara a no olvidar nada... y a reducir totalmente el riesgo de confundirte de cartón cuando estés en plena acción.
Organizar el blanco de trabajo: ¡indispensable!
Tratar la obra que vamos a enmarcar: caso por caso
Sin llevar a cabo ninguna restauración auténtica, algunas acciones sencillas devolverán una parte de frescor a los documentos antiguos o dañados.
Preparar el pegamento tylose
Indisociable del enmarcado, el tylose se presenta en polvo y se utiliza diluido en agua. Según el grado de disolución, lo obtendrás:
-gelificado (para la tensión de las obras): mezcla 1/3 de cola con 1/3 de agua muy caliente (70° como mínimo), añade 1/3 de agua fría y bate la mezcla;
-diluido (para los temples): añade agua fría a una porción de gel y remueve enérgicamente hasta la obtención de un líquido fluido.
Aunque el marco sea minúsculo y tu banco de trabajo muy grande, conserva en tu mesa solamente el cartón con el que tienes que trabajar. Nadie está a salvo de un golpe de cúter desafortunado, por eso es mejor guardar los demás materiales.
Aparta las sobras de recortes (podrán perturbar el equilibrio de una regla). No las tires: casi siempre podrás utilizarlas, para confeccionar fondos... ¡o cuñas!
Comprueba con frecuencia la limpieza del lugar de trabajo. Si, para cortar las molduras, utilizas una caja de ingletes (herramienta que te permite hacer cortes perfectos en ángulo recto o a 45º), no olvides retirar el serrín.
Protege la obra y el cristal lo máximo posible hasta el montaje final del paquete.
Prepara tú mismo la cola ¡es más económico! Es muy fácil: ¡utiliza harina de trigo! Vierte 1 vaso de harina en una cacerola.
Añade 1 cucharada sopera de azúcar, mezcla.
Añade 1 vaso de agua.
Mezcla delicadamente, a fuego lento, hasta obtener una pasta cremosa y sin grumos.
Tienes que poder extender fácilmente la cola con un pincel grueso: añade agua a la mezcla si está demasiado espesa. Deja enfriar.
Consérvala 2 o 3 días en la nevera.
Esta cola puede sustituir sin problema a la cola vinílica. Pero cuidado: amarillea con el tiempo y no ofrece ninguna protección contra el moho.