De todos los ámbitos artísticos, el enmarcado es sin lugar a dudas el que más se parece a una ciencia exacta... sin que por ello deje de autorizar una creatividad renovada sin cesar. Visita guiada...
De todos los ámbitos artísticos, el enmarcado es sin lugar a dudas el que más se parece a una ciencia exacta... sin que por ello deje de autorizar una creatividad renovada sin cesar. Visita guiada...
El marco y el enmarcado cumplen dos funciones esenciales por sí mismos:
El enmarcado distingue el marco del paquete. Este último está compuesto de los distintos elementos que rodean la obra. Desde el fondo hacia la superficie, éstos se superponen:
Uno o varios biseles y fondos, destinados a crear relieves, se intercalan en ocasiones entre el documento y el passepartout.
Aunque muchos lienzos lindan directamente con su marco, la mayoría de enmarcados recurren a la utilización de un passepartout o marialuisa. Al ofrecer unos márgenes mayores o menores a un obra, delimita claramente sus contornos y aporta un primer elemento de profundidad.
Se dividen en tres grandes familias: ¡descúbralos!
Su delicadeza realza la de los grabados. El lavis se pinta tradicionalmente sobre contracolado, con acuarela o tinta diluida. Puede trabajarse en las cuatro esquinas.
Éstos aportan un toque de refinamiento. Elegidos en un color contrastado, se insertan entre la obra y el bisel, entre el bisel y el passepartout, o los dos. La mayoría de fondos son estrechos (de 1 a 3 mm).
Si son más anchos, pueden hacer las veces de segundo passepartout. Suelen estar compuestos del cuatro bandas de papel, mantenidas con cola.
Decorar y colocar tú mismo tus molduras de enmarcado te permitirá personalizar íntegramente tu trabajo.
Tu misión: dejar hablar a tu imaginación… sin perder de vista las características de la obra. Así evitarás que el marco no se imponga al documento. ¡Todo un arte!