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Enmarcado : Nociones básicas

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De todos los ámbitos artísticos, el enmarcado es sin lugar a dudas el que más se parece a una ciencia exacta... sin que por ello deje de autorizar una creatividad renovada sin cesar. Visita guiada...

1. ¿Por qué enmarcar?

El marco y el enmarcado cumplen dos funciones esenciales por sí mismos:

  • proteger una obra,
  • realzarla, a la manera de un joyero.

2. Los principales elementos del paquete

El enmarcado distingue el marco del paquete. Este último está compuesto de los distintos elementos que rodean la obra. Desde el fondo hacia la superficie, éstos se superponen:

  • el cartón de fondo, dotado de una o dos anillas  de fijación,
  • la hoja de centrado, sobre la que se colocará el documento.
  • la obra,
  • el passepartout, con márgenes más o menos anchos (6 cm cada uno como mínimo),
  • el cristal de 2 mm de grosor.

Uno o varios biseles y fondos, destinados a crear relieves, se intercalan en ocasiones entre el documento y el passepartout.

3. El passepartout

Aunque muchos lienzos lindan directamente con su marco, la mayoría de enmarcados recurren a la utilización de un passepartout o marialuisa. Al ofrecer unos márgenes mayores o menores a un obra, delimita claramente sus contornos y aporta un primer elemento de profundidad.

  • El passepartout puede realizarse con un cartón contracolado, ya decorado, o hacerse con un cartoncillo que se revestirá luego con papel, tejido, madera, etc.
  • Del passepartout ancho que rodea una obra minúscula, hasta los finos márgenes que delimitan un póster, sus dimensiones son, ante todo, una cuestión de gusto.
  • Podemos insertar dos passepartout, separados por un bisel o un fondo.

3. Los distintos biseles

Se dividen en tres grandes familias: ¡descúbralos!

  • El bisel a 45° (o inglés): es el más común. Generalmente está realizado en cartón madera de 3 mm de grosor. Cuanto más grande sea la obra, más grueso podrá ser. El cartón empleado se corta sencillamente a 45º. Puede ser "directo" (el passepartout se corta en bisel), o aislado, lo que permite revestirlo de un modo distinto.
  • El bisel recto: el principio es idéntico, el cartón se corta sencillamente en ángulo recto (90º).
  • El bisel francés: ancho y profundo, se realiza plegando un cartoncillo. El volumen se crea insertando un cartón espuma entre los las dos partes plegadas.

4. Los lavis y los ribetes

Su delicadeza realza la de los grabados. El lavis se pinta tradicionalmente sobre contracolado, con acuarela o tinta diluida. Puede trabajarse en las cuatro esquinas.

  • Para las obras contemporáneas, prefiere los lavis con texturas, realizados con esponja y un pochoir.
  • Un lavis clásico se inserta en el centro de una serie de ribetes, a menudo de seis: dos de ellos bordean el lavis, y los demás se suceden a intervalos regulares. Su grosor varía: los más finos se trazan con pluma estilográfica o con rotulador; los más gruesos (de varios milímetros) es mejor recortarlos en papel, liso o de fantasía, y pegarlos. El último ribete (el contra ribete) es muy fino.

5. El interés de los fondos

Éstos aportan un toque de refinamiento. Elegidos en un color contrastado, se insertan entre la obra y el bisel, entre el bisel y el passepartout, o los dos. La mayoría de fondos son estrechos (de 1 a 3 mm).

Si son más anchos, pueden hacer las veces de segundo passepartout. Suelen estar compuestos del cuatro bandas de papel, mantenidas con cola.

6. Personalizar el marco

Decorar y colocar tú mismo tus molduras de enmarcado te permitirá personalizar íntegramente tu trabajo.

  • Elige molduras trabajadas o rectas, finas o más anchas.
  • Píntalas, recúbrelas de papel o tejido, salpícalas de purpurina, adórnalas con conchas...

Tu misión: dejar hablar a tu imaginación… sin perder de vista las características de la obra. Así evitarás que el marco no se imponga al documento. ¡Todo un arte!