Pasar al contenido principal

Gouache : Preparar y cuidar el material

Observe este artículo
Average: 5 (2 votos)

Aunque el gouache se trabaje en capas sucesivas sin límite de tiempo, más vale dejar que tu imaginación se exprese teniendo todo el material, listo para el uso y a tu alcance.

1. Antes del trabajo

Tensar el papel

Esta etapa es necesaria si utilizas hojas sueltas de papel con un gramaje inferior a los 300g/m². Humedece las dos caras con la esponja. A continuación, fija los contorno a una tabla de dibujo, utilizando tiras de papel engomado (o adhesivo). También puedes grapar o fijar con chinchetas la hoja a la parte trasera de un bastidor.

Seleccionar los colores

Dedica algunos minutos a elegir los tonos que piensas utilizar. Intenta preparar las cantidades justas, incluyendo la realización de las mezclas, ya que es difícil encontrar de nuevo el mismo matiz.

Preparar la paleta ideal

No existe una manera universal de disponer los gouaches. Con un poco de práctica, irás adoptando intuitivamente el método que más te convenga:

-por orden de utilización,

-separando los tonos cálidos (amarillo, naranja, rojo...) de los fríos (verde, azul...),

-situando los colores que piensas asociar uno junto a otro.

 

En la práctica: ¡Atrévete a anticiparte!

Nada te impide preparar los colores antes de empezar a trabajar.

Y en el momento de utilizar los colores:

Remueve enérgicamente con el pincel y recupera las mezclas que tienden a separarse

Pulveriza un poco de agua, eventualmente con un poco de goma arábiga, para devolver la elasticidad a los gouaches demasiado secos.

¿Has pensado en todo?

Efectúa una última comprobación antes de iniciar el ataque, así te evitarás un montón de viajes fastidiosos. Prepara:

-Hojas suplementarias para las pruebas (bloc de gusanillo del mismo gramaje que el papel, por ejemplo),

-Tus pinceles y todos tus instrumentos predilectos (cepillo de dientes, cuchillo, esponja, paños...),

-Uno o dos cubiletes de agua

2. Antes del trabajo

Como el gouache se trabaja con agua, la limpieza del material resulta más fácil. Sin embargo, no hay que menospreciar nunca esta etapa... Los pinceles te lo harían pagar con creces.

 

La paleta

Enjuágala con agua, frota los residuos secos con la esponja, utiliza eventualmente un poco de jabón de Marsella ya que algunos pigmentos muy fuertes pueden dejar restos. Sécala con un paño o papel absorbente.

 

Los pinceles​

Aclara abundantemente el haz en un recipiente de agua tibia o caliente. Agítala encima de un papel absorbente para comprobar que no quede ningún resto de color. En caso necesario, lava delicadamente el pincel con un jabón de pintor.

Luego agita enérgicamente el pincel para expulsar la máxima humedad posible. Seca la abrazadera metálica (o virola), que podrá oxidarse.

Alisa el haz con el dedo para devolverle su forma original.

Termina el secado en plano, al aire libre.

Recuerda

Conserva los pinceles en un bote, con la cabeza hacia arriba.

Los colores

Asegúrate de haber tapado bien todos los tubos. Conserva los gouaches en su embalaje original o en un recipiente hermético (maletín de madera o metal...)

Truco

¿No dispones de un lugar específico para tu trabajo? Reúne tu material en una caja grande o un carro con ruedas, muy práctico con sus distintas baldas.

Conservar las obras

Dado que el gouache es permeable, puede ser retomada de manera indefinida... incluso varios años después. De todas formas, si consideras una obra como acabada, consérvala en plano y nunca enrollada: ¡así evitarás resquebrajamientos!

También puedes barnizarla para protegerla de la humedad. Bajo un cristal, debería vivir más que tú... aunque algunos pigmentos inestables se alterarán con el paso de los años.