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Conservación : Nociones básicas

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La mejor manera de conservar una obra es... ¡enmarcarla! Sin embargo, hay otros métodos que te permitirán protegerla de manera duradera, tanto de los accidentes como de las inclemencias del tiempo.

1. Un trabajo preventivo

Para ofrecer a tus creaciones las mejores posibilidades de tener una existencia larga y armoniosa, tienes que actuar antes de realizarlas.

  • Trabaja con papeles antifúngicos y sin ácidos.
  • Elige telas de tejido denso, compuestas por fibras naturales robustas. El lino es preferible al algodón, muy frágil, y al yute, cuyos taninos podrían manchar la capa pictórica. En cuanto a las fibras sintéticas, éstas reducen la adherencia de la pintura.
  • Utiliza telas con apresto. Si no llevan apresto, aplícales un enlucido de preparación (de tipo gesso). Esto reforzará no sólo la adherencia de los pigmentos, sino también la protección de tu creación.
  • Al elegir los colores y efectuar las mezclas, ten en cuenta las evoluciones inevitables de algunos pigmentos: oxidación, cambio de tono, resquebrajaduras al secarse, etc.

2. El uso correcto de los barnices

Algunos barnices son indispensables, como los que utilizan los restauradores para aislar sus "retoques" de la obra original. La mayoría son facultativos y tienen sus adeptos y sus detractores. Aunque modifican sensiblemente el resplandor de los colores de los pasteles, por ejemplo, también refuerzan la adherencia de sus pigmentos. Mantienen en su sitio los medios pulverulentos (pasteles secos, carboncillo, mina de grafito, por ejemplo) de los roces frecuentes, y permiten eliminar con mayor facilidad la suciedad o el polvo. Por último, unifican la capa pictórica de los cuadros y la protegen de la oxidación y también de los golpes eventuales.

3. Preservar los medios secos y los medios húmedos

¿Necesitas más espacio en las paredes para colgar tus nuevas creaciones? ¿Te gusta cambiar la decoración con frecuencia? Conserva tus obras finalizadas en una carpeta de dibujo o en una caja, entre dos hojas de papel barrera, de papel del calco o de film transparente de conservación. Almacena los grandes formatos enrollados en un tubo adaptado.

  • Los medios pulverulentos pierden partículas. Guárdalos en plano, aislados de tus otras obras... y eventualmente recubiertos con un passepartout provisional.
  • Protege tus dibujos del polvo, pero no busques un hermetismo absoluto: demasiado confinamiento favorece el desarrollo de moho. à Comprueba periódicamente el estado de tus documentos.

Las técnicas húmedas (gouache, acuarelas, óleos, acrílicos y tintas) se conservan como los medios secos.

  • En caso necesario, las pinturas finas como la acuarela pueden ir enrolladas.
  • Guarda los gouaches y los acrílicos, que suelen ser pastosos, en plano.

 

4. Una tela, un chasis

  • El montaje de las telas sobre un chasis y su almacenamiento en plano son preferibles para proteger la capa de pintura. También puedes enrollar la tela alrededor de un cilindro, teniendo cuidado de colocar el lado pintado hacia fuera.
  • El chasis tiene que estar limpio y desengrasado, y eventualmente tratado contra los insectos xilófagos (insectos que se alimentan de madera, como las termitas). Lija las aristas y los ángulos para reducir el riesgo de desgaste por frotamiento.
  • Sólo una tensión equilibrada de la tela preservará la capa pictórica del deterioro debido a una tracción demasiado fuerte.

¡Aprende a colocar la tela sobre un chasis!

5. Artículos de conservación bien pensados

  • Piensa en los clasificadores de separadores plastificados: te permitirán ordenar fácilmente los bocetos e incluso los dibujos terminados. Comprueba regularmente la humedad.
  • Prefiere los clasificadores con separadores amovibles a los fijos. Te permitirán ordenar más cómodamente las obras y personalizar en pocos minutos la presentación de tu book.
  • Refuerza la rigidez de los documentos finos fijándolos a un cartoncillo especial para conservación, pegándolos o tensándolos con bandas de kraft.
  • Utiliza cajas de archivo rígidas, que resistan a grandes pilas de documentos. Escribe en el lomo lo que contienen, o numéralas y crea una lista completa que actualizarás regularmente. Cada manipulación (en particular en los momentos de estrés por "búsqueda urgente") es una fuente potencial de riesgo.

6. Adáptate a tu entorno

Incluso enmarcada, una obra tiene sus preferencias:

  • No le gusta la humedad. Cuélgala en un tabique interior y no en una pared exterior, sobre todo si está mal aislada.
  • No le gusta la luz natural. Privilegia las iluminaciones suaves, naturales o artificiales. Evita colocar una creación frente a una ventana: el sol y la luna la decolorarán con toda seguridad.
  • No le gusta la oscuridad. Poco a poco, los cuadros encerrados en la oscuridad se ensombrecen.
  • No le gusta el polvo. Desempolva con frecuencia tu interior... Expón tus obras lejos de los radiadores y de la chimenea, fuentes de calor pero también de hollín.
  • No le gusta el humo del tabaco. Abstente de fumar mientras contemplas tus creaciones.... so pena de verlas ensuciarse a gran velocidad.
  • No le gustan las corrientes de aire ni las vibraciones. La música suaviza el humor... pero agita las partículas de los medios pulverulentos.

En todos los casos, e incluso si el papel es menos sensible a las variaciones climáticas que la tela, conserva tus tesoros lejos de las variaciones bruscas de temperatura. Como un buen vino, una obra envejecerá serenamente en un ambiente estable, ni polar ni tropical.