La mejor manera de conservar una obra es... ¡enmarcarla! Sin embargo, hay otros métodos que te permitirán protegerla de manera duradera, tanto de los accidentes como de las inclemencias del tiempo.
La mejor manera de conservar una obra es... ¡enmarcarla! Sin embargo, hay otros métodos que te permitirán protegerla de manera duradera, tanto de los accidentes como de las inclemencias del tiempo.
Para ofrecer a tus creaciones las mejores posibilidades de tener una existencia larga y armoniosa, tienes que actuar antes de realizarlas.
Algunos barnices son indispensables, como los que utilizan los restauradores para aislar sus "retoques" de la obra original. La mayoría son facultativos y tienen sus adeptos y sus detractores. Aunque modifican sensiblemente el resplandor de los colores de los pasteles, por ejemplo, también refuerzan la adherencia de sus pigmentos. Mantienen en su sitio los medios pulverulentos (pasteles secos, carboncillo, mina de grafito, por ejemplo) de los roces frecuentes, y permiten eliminar con mayor facilidad la suciedad o el polvo. Por último, unifican la capa pictórica de los cuadros y la protegen de la oxidación y también de los golpes eventuales.
¿Necesitas más espacio en las paredes para colgar tus nuevas creaciones? ¿Te gusta cambiar la decoración con frecuencia? Conserva tus obras finalizadas en una carpeta de dibujo o en una caja, entre dos hojas de papel barrera, de papel del calco o de film transparente de conservación. Almacena los grandes formatos enrollados en un tubo adaptado.
Las técnicas húmedas (gouache, acuarelas, óleos, acrílicos y tintas) se conservan como los medios secos.
¡Aprende a colocar la tela sobre un chasis!
Incluso enmarcada, una obra tiene sus preferencias:
En todos los casos, e incluso si el papel es menos sensible a las variaciones climáticas que la tela, conserva tus tesoros lejos de las variaciones bruscas de temperatura. Como un buen vino, una obra envejecerá serenamente en un ambiente estable, ni polar ni tropical.