La luz que ilumina una escena siempre tiene un color dominante específico, como el amarillo para el sol, el anaranjado para las bombillas de tungsteno, el azul para un cielo nuboso y el verde para los neones. Esta divergencia de colores no resulta perceptible para el ojo humano, ya que el cerebro realiza la corrección. Pero no así su cámara fotográfica… Que no cunda el pánico: el balance de colores (o balance de blancos) le permitirá corregir esto. De este modo, su foto parecerá iluminada con una luz neutra.