Las barritas de pastel ofrecen numerosas posibilidades plásticas. Aplicar el color de maneras distintas te permitirá dar vida a tus obras. He aquí las cuatro técnicas fundamentales.
Las barritas de pastel ofrecen numerosas posibilidades plásticas. Aplicar el color de maneras distintas te permitirá dar vida a tus obras. He aquí las cuatro técnicas fundamentales.
Sucesiones de trazos más o menos separados que permiten definir con rapidez una masa de color.
Realizados en dos colores, paralelos o perpendiculares, generan mezclas ópticas interesantes.
Si son curvos, crean un volumen.
Difuminadas, se atenúan, pero conservan su textura.
De un solo color, autorizan las variaciones de matices: juega con la proximidad, el grosor y la orientación de los trazos.
Con pastel cuadrado, también denominado pastel seco "duro":
para sugerir detalles ligeros (las sombras de un rostro, por ejemplo), aplicando trazos finos oblicuos o circulares regulares.
Para recubrir parcialmente un color con otro. Procede coloreando zonas planas suaves, con trazos oblicuos o circulares.
Recuerda: puede facilitar la aplicación del glacis pasando una fina capa de fijante sobre la primera capa de color.
La imagen nace de la acumulación de puntos, de trazos cortos y apoyados en tonos distintos, sin difuminados ni mezclas. La harmonía se crea gracias a una mezcla óptica. Para empezar, más vale limitarse a dos o tres tonos bastantes cercanos... y distanciarse regularmente, para visualizar el resultado en su conjunto.
El pastel es ideal para captar rápidamente una escena. Practica haciendo croquis de movimientos de animales, de las posturas que adoptan distintos individuos o incluso del movimiento de la hierba con la brisa.
Traza las formas con cualquier color.
Sugiere los relieves y devuelve la impresión de velocidad acumulando trazos rápidos, oblicuos, curvos o no.
Encadena los movimientos amplios, lanzados desde el codo. Progresivamente, tus gestos se irán liberando y el trabajo te resultará más fácil.