El origami es un arte muy accesible. La razón: la realización de la mayoría de modelos clásicos sólo requiere una hoja de papel. Pero cuidado, la elección del papel es determinante para hacer correctamente un modelo.
El origami es un arte muy accesible. La razón: la realización de la mayoría de modelos clásicos sólo requiere una hoja de papel. Pero cuidado, la elección del papel es determinante para hacer correctamente un modelo.
El origami funciona con muchos tipos de papeles con la condición de que sean flexibles, resistentes y que conserven bien los pliegues.
La mayoría de modelos se hacen con papeles cuadrados de 15 o 20 cm de lado. Pero también puedes utilizar otro formato que cortarás con las medidas adecuadas.
El origami también se presta tanto a los papeles finos (servilleta de mesa, crespón, calco...), como a los papeles medios (papel kraft, papel de impresión, hojas de revista, papel metalizado...) e incluso gruesos (cartón, tarjeta postal, foto...). Los papeles más finos (de gramaje inferior a los 80 g/m2) permiten trabajar mejor los detalles.
Fabricado en Japón desde hace 1 300 años, el Washi es el papel tradicional del origami: formado por largar fibras entrelazadas, combina la ligereza (60 g/m2), la flexibilidad y la solidez.
Del mismo gramaje pero mucho más fácil de encontrar, el papel origami marca bien los dobleces y ofrece una excelente resistencia al desgarro. Sus hojas cuadradas presentan dos caras de colores o texturas distintas.
Todavía más fino (25 g/m2), el papel de seda es más delicado de manipular. Disponible en numerosos colores y texturas (imitación piel, pelo, vegetales...), dará una apariencia más realista a tus modelos.
Sencilla hoja de aluminio o papel de regalo dotado de una cara metalizada, el papel metálico presenta una capacidad única de modelado y conserva perfectamente los pliegues con el paso del tiempo.
Económico, muy resistente y disponible en numerosos colores, el papel kraft puede utilizarse para la realización de modelos de gran tamaño.
Rico en motivos, el papel de regalo también es interesante para los grandes modelos.
Para los modelos pequeños (como la rana o la pajarita), el papel de liar cigarrillos puede ser una buena solución.
El papel de dibujo es un compromiso excelente. Opta por un papel con alto contenido en algodón, más resistente y apto al plegado.
Algunos aficionados no dudan en utilizar formatos o materiales cuanto menos originales, pero fáciles de encontrar en la vida diaria:
-formato A4, rectángulos, triángulos, hexágonos...
-billetes de banco (ideal para una propina en un restaurante).
-tejido (nada fácil... pero tan suave...)
-alambre
-billete de metro
... e incluso hojas de masas alimentarias.
Los puristas sueles preparar su papel ellos mismos. Hay dos técnicas para elegir:
-La técnica del papel sándwich (back-coating): hay que pegar, utilizando pegamento en espray, una hoja de papel de seda por cada lado de una hoja de papel de aluminio. Este papel asocia la delicadeza del papel de seda con la rigidez y la facilidad de modelado del aluminio: ideal para crear los modelos más finos como, por ejemplo, los insectos.
-La técnica del papel mojado (wet folding) permite hacer que una hoja de papel de dibujo (o cualquier otro tipo de papel grueso que absorba bien el agua), sea más maleable. Para ello, tienes que humedecer el papel con una esponja o un vaporizador. Una vez realizado el modelo, el papel se seca y recupera sus resistencia y su rigidez.
Si eres un origamista confirmado, puedes utilizar:
-La plegadera, para alisar y marcar el pliegue con precisión.
-La metilcelulosa (MC) (cola de empapelado) para volver más rígidos los papeles más finos.
-El patrón de plegado (PP): describe el plegado de un modelo representando en un mismo cuadrado todos los pliegues que sirven para constituir la base de partida del modelo.